domingo, 7 de octubre de 2007

De vagabundos y damas...

Hoy iba caminando por la calle, cuando de pronto a lo lejos se dirigía hacia mi con paso indiferente pero muy decidido, un perro pinto. Iba sonriéndole al camino, como si se conocieran de hace tiempo. Encontró a su paso una bolita de papel y trato de hacerla su amiga, pero al momento de mordisquearla, saltó y un camión por poco y les destroza la amistad apenas comenzada. Al pasar yo junto a él, se me quedó mirando muy indiscretamente a lo cuál yo me volví para saludarlo. Seguramente me conocía de algún lado porque sus ojos puestos en mí insistían querer reconocerme. A mi por supuesto empezaron a incomodarme esos gestos así que me despedí y continué mi camino, pero cual fue mi sorpresa al ver que su actitud no cambió para bien y comenzó a seguirme con esa misma desfachatez que había mantenido desde el principio. Me siguió hasta la casa y podría apostar que no dejó de mirarme ni un momento pues sentía sus ojos clavados en mi nuca.
Siempre me ha gustado tomar la delantera en los momentos de confusión y enredo así que en vez de molestarme y pedirle explicaciones me conformé dándole las gracias por haberme escoltado hasta la puerta de mi hogar y con la cortesía característica de los vagabundos, se dio media vuelta y se fue sin despedirse.

1 comentario:

Grupo Perro de Familia dijo...

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Atte
Penélope Hoyo
Etología canina familiar